
Aproximadamente, 1 de cada 10 mujeres gestantes presenta un parto prematuro. En nuestro entorno la prevalencia es del 6-7%, pero en países como EEUU supera el 12% de los partos.
A pesar de los cuidados antenatales, estos porcentajes se han mantenido invariables en las últimas décadas e incluso han aumentado discretamente a causa, principalmente, del aumento de las técnicas de reproducción asistida así como de la edad materna de las gestantes. Esto provoca que haya un mayor porcentaje de gestaciones múltiples y un mayor número de inducciones del parto antes de las 37 semanas por complicaciones maternas o fetales.
Uno de los principales desafíos en el manejo de cualquier gestación es la identificación de aquellas mujeres con mayor riesgo de presentar un parto prematuro y poder aplicar estrategias terapéuticas específicas que han mostrado su utilidad en reducir el parto prematuro.
Se considera parto prematuro cuando el parto se produce entre las semanas 21 y 37 de la gestación. Si el parto se produce antes de la semana 21 del embarazo, se considera aborto, y si el embarazo se alarga más allá de la semana 42, se dice que es un parto tardío. Por debajo de las 21 semanas el feto normalmente no está aún suficientemente desarrollado y maduro para sobrevivir fuera del útero materno.
Un embarazo considerado normal tiene una duración de entre 37 y 42 semanas que es lo que se conoce como embarazo a término.
Cuanto más tarde se produzca el parto prematuro, mayor será la posibilidad del bebé prematuro de sobrevivir, y menores serán los problemas de salud que presentará. Los bebés que nacen prematuros tienen más riesgos de sufrir problemas cerebrales, neurológicos, respiratorios y digestivos, retraso en el desarrollo y problemas de aprendizaje en la niñez.
Causas de un parto prematuro
Aproximadamente en la mitad de los partos prematuros no se pueden determinar las causas, pero hay determinados factores que lo pueden provocar.
Problemas de la madre: infecciones urinarias, enfermedades renales, cardiacas, tiroideas, diabetes, anemias graves.
Alteraciones en el embarazo: eclampsia y preeclampsia.
Haber sufrido un parto prematuro en embarazos previos.
Alteraciones en el útero: desprendimiento de placenta, placenta previa.
Hay más posibilidades de parto prematuro en madres menores de 17 años o mayores de 35.
Estado de la madre: estrés, depresión, maltrato, carencias alimentarias, fumar, consumir alcohol o drogas.
Embarazo múltiple.
Alteraciones en el feto: malformaciones cardiacas o cromosómicas, infecciones intrauterinas.
Exceso de ejercicio físico.
Síntomas de un parto prematuro
Algunos de los síntomas son propios y naturales de un embarazo normal, sin embargo ante cualquier duda o sospecha de parto prematuro se deberá acudir inmediatamente al médico.
Contracciones.
Presión sobre el pubis, como si el bebé estuviera empujando hacia abajo.
Dolor en la zona lumbar.
Cólicos, como si se tuviera la menstruación.
Dolor en el abdomen con o sin diarrea.
Aumento de las secreciones vaginales y/o flujo vaginal pardo o sanguinolento.
Sangrado vaginal.
Rotura de la bolsa.
Por lo general las cesáreas son la mejor forma de resolver un parto prematuro, aunque en algunos casos se puede producir un parto vaginal. El bebé debe ser atendido en una unidad especializada para recibir el trato que requiera según sea más o menos prematuro.
¿Cómo evitar la Prematuridad?
Aunque en la mayoría de ocasiones se desconoce la causa última del parto prematuro, existen una serie de recomendaciones que pueden ayudar a disminuir el riesgo de presentar un parto prematuro en una nueva gestación.
- Evaluación inicial en Unidades especializadas de Prematuridad para mejorar el resultado obstétrico en la siguiente gestación. Cualquier gestante con antecedente de pérdida gestacional más allá de las 17 semanas de gestación o antecedente de parto prematuro o rotura prematura de membranas antes de las 34 semanas debería ser derivada a Unidades de Prematuridad específicas. En estas unidades se sigue la evolución de estas pacientes con un control ecográfico seriado, valorando la influencia infecciosa en la prematuridad y ofreciendo la posibilidad de un tratamiento específico según la situación clínica (ejemplo progesterona, cerclaje uterino, pesario, antibióticos).
- Período de al menos 12 meses entre el parto y una nueva gestación. En el caso que existan antecedentes de prematuridad.
- Dejar de fumar y evitar el consumo de tóxicos antes o en cualquier momento de la gestación. Abandonar el tabaco durante la gestación reduce el riesgo de parto prematuro hasta un 20%.
- Corregir déficit nutricional y anemia. Es muy importante mantener unos niveles correctos de hierro, ya que la anemia en el 1º o 2º trimestre puede incrementar el riesgo de parto prematuro. Se aconseja un suplemento con hierro solo en caso de anemia.
- Suplementos de ácidos grasos omega-3. Es saludable seguir una dieta baja en grasas y rica en ácidos grasos omega-3, presentes en el aceite de oliva y el pescado azul, así como el consumo de frutas y verduras. Si existen antecedentes de parto prematuro se puede recomendar la administración de suplementos de ácidos grasos omega-3.
- Probióticos. El consumo de lácteos ricos en probióticos puede reducir el riesgo de parto prematuro por su acción sobre la flora vaginal y la prevención de la vaginosis bacteriana.
* Este artículo ha sido tomado de:
2. Información documentada por: Ana Herranz Barbero-Neonatóloga, Erika Sánchez Ortíz-Enfermera, Maria Teresa Cobo Cobo-Obstetra, Marta Arnal Ahulló-Enfermera, Mª Dolors Salvia Roiges-Neonatóloga. Publicado: 20 de febrero del 2018. Actualizado: 20 de febrero del 2018
https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/prematuridad/causas-y-factores-de-riesgo
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